Alejandra Correa



Nació en 1965 en Uruguay, pero vive desde niña en Buenos Aires. Se nacionalizó hace muchos años como ciudadana argentina, aunque también sigue siendo uruguaya.
Poeta, artista visual, Comunicadora Social y Gestora Cultural.
Trabajó durante más de 15 años como periodista, investigadora y editora gráfica en importantes medios de comunicación (Clarín, Viva, Trespuntos, Todo es Historia, Ciudad Abierta, entre otros).
Desde el año 2000 se volcó al área de la Gestión cultural. Entre 2004 y 2011, fue una de las creadoras y directoras de la Audiovideoteca de Escritores, dentro del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, un archivo audiovisual que preserva la memoria de la literatura y el teatro de su país.
Desde 2010 coordina el Programa autogestivo Poesía en la Escuela, junto a Marisa Negri. Lleva desarrollado diez festivales de Poesía en la Escuela de los que han participado más de 50.000 niños, jóvenes y docentes de todo el país y que actualmente funciona gracias a una red de voluntarios.
En 2014 y 2015, fue una de las coordinadoras de la Red Federal de Poesía.
Brinda asesoramiento al área de Letras del Consejo Federal de Inversiones (CFI).
Como poeta este año se cumplen 20 años de su primer libro publicado: Río partido (1998). También publicó: El grito (Alción, 2002), Donde olvido mi nombre (Alción, 2005), Cuadernos de caligrafía (El Surí Porfiado,2009 y Recovecos, 2014), Los niños de Japón (Recovecos, 2010), Si tuviera que escribirte (Libros de las Malas Compañías, Madrid, España, 2015; y Ediciones de la terraza, Córdoba, 2017), Maneras de ver morir a un pájaro (La Gran Nilson, 2015). Junto a Julia Magistratti lleva adelante la editorial La Gran Nilson. Su obra recibió el I Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil de Uruguay y el Segundo Premio Nacional de Poesía de Uruguay, ambos en 2014. Como artista visual desde 2012 se dedica a su obra en papel y tela. En 2013 obtuvo el Tercer Premio Nacional de Artes visuales (textil).


La canción del bosque 

Esta es la canción del bosque
dijo uno de los niños que di a luz
en septiembre

De su mano brotó un pájaro claro
que se hizo hojarasca
para caer a sus pies

con la levedad del viento

Pude pedirle que me mostrara
cómo había logrado encantar la materia

que me dijera
qué sabe él de los pájaros de fuego y aire
cuando lo cierto se esconde

pero hay cosas que no se le preguntan a nadie
ni siquiera a un hijo al que vimos nacer

Detrás de la maraña de ojos que anida el bosque
detrás de los zorros grises que todo lo saben
y de las pequeñas ardillas de cuento
fuimos en larga travesía
encarnándonos en el vientre de la noche

Quién sabe por qué me llevó de la mano
como si yo fuera la hija

Qué esperaba encontrar
al borde del mundo
donde los últimos hombres
hace tiempo
mutaron en árboles


Marea

A veces hablo el idioma de los aeropuertos
Me despido de cada uno
y de cada cosa
sin saber si soy yo o si son ellos
los que parten

Vaya a saber dónde obtuve
esta extraña costumbre
que tanto practican las mareas

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